¡Tercera vez que Reino Unido dice “ahorita lo vemos”! Este martes, el gobierno británico pospuso nuevamente la decisión sobre el plan chino de construir la mayor embajada de Europa en Londres, cerca de la Torre de Londres. China, ya con cara de pocos amigos, advierte que esto podría enfriar la confianza mutua.
El proyecto, que lleva tres años empantanado, enfrenta rechazo de residentes, legisladores y defensores de la democracia de Hong Kong. Muchos temen que la embajada, ubicada en Royal Mint Court, se convierta en un nido de espionaje más obvio que un espía con gabardina en una película de los 80. Políticos británicos y estadounidenses han pedido bloquear los planes de Pekín, mientras cables de fibra óptica estratégicos bajo el sitio alimentan las paranoias.
El Departamento de Vivienda, en una carta revelada por Reuters, retrasó la decisión del 10 de diciembre al 20 de enero, culpando a los ministerios de Interior y Asuntos Exteriores por no entregar sus opiniones a tiempo sobre las “implicaciones particulares” de seguridad. Un portavoz del primer ministro Keir Starmer insistió en que no se decidirá nada sin analizar bien el tema. Mientras, China lamenta el retraso y urge una aprobación rápida para no dañar más la relación.
El momento no podía ser más incómodo para Starmer, tras acusaciones de minimizar la amenaza china a la seguridad nacional. Luke de Pulford, de la Alianza Interparlamentaria sobre China, dice que el retraso es pura culpa del gobierno. ¿Seguridad o política? Parece que Reino Unido juega al ajedrez con China, pero sin saber si el tablero tiene trampas.