
El papa León ha decidido tirar por la borda una de las últimas ideas de su predecesor Francisco, disolviendo una comisión de alto nivel creada para llenar las arcas del Vaticano con donaciones. La Santa Sede anunció este jueves que la “Comisión de Donaciones para la Santa Sede”, instaurada en febrero mientras Francisco estaba hospitalizado, ya no existe. Su misión era simple: convencer a católicos laicos, conferencias episcopales y benefactores de soltar el billete para tapar el agujero financiero del Vaticano.
El grupo, compuesto por cinco funcionarios italianos de la Iglesia, no duró mucho. Algunos en los pasillos vaticanos murmuraban que no tenían el toque mágico para recaudar fondos, como si pedir limosna global requiriera un MBA en carisma. León firmó el decreto de disolución el 29 de septiembre, aunque solo ahora se hizo público, sin dar explicaciones. Simplemente ordenó que el dinero ya juntado se transfiera a la oficina de contabilidad general y anunció un nuevo grupo de trabajo para pensar en una futura comisión. ¿Reinicio o procrastinación? Quién sabe.
Curiosamente, esto llega tras el anuncio del mes pasado de un superávit presupuestario en el Vaticano, el primero tras años de números rojos que tenían a los líderes eclesiásticos rezando por un milagro económico. Francisco, fallecido en abril, peleó hasta el final para equilibrar las finanzas, enfrentándose a cardenales reacios y recortando sus salarios tres veces entre 2021 y 2024. Parece que León quiere reescribir el guion financiero.
¿Será este el fin de los dolores de cabeza económicos o solo un cambio de estrategia? Esto tiene más intriga que un cónclave secreto.
