
Donald Trump ha sacado el megáfono para gritar “¡Estados Unidos Primero!” y declarar que las fronteras serán más impenetrables que un búnker de película apocalíptica. Según un documento de la Casa Blanca publicado este viernes, titulado «Estrategia Nacional de Seguridad», su administración quiere acabar con las migraciones masivas mundiales y hacer del control fronterizo la prioridad máxima de seguridad.
El plan también incluye un giro hacia América Latina, dejando de lado la obsesión reciente con Asia, aunque China sigue siendo el rival número uno. Trump se autoproclama el renovador de la Doctrina Monroe, esa idea de hace dos siglos que básicamente decía: “Este hemisferio es nuestro, potencias extranjeras, busquen otro juguete”. Ahora, Washington reajustará su presencia militar global para enfocarse en “amenazas urgentes” cercanas, atacando narcolanchas, enfrentándose a Nicolás Maduro en Venezuela y soñando con controlar el Canal de Panamá como si fuera un trofeo de Monopoly.
El documento insiste en proteger a EE. UU. no solo de migraciones “descontroladas”, sino también de terrorismo, drogas, espionaje y trata de personas. Como si eso no fuera suficiente, Trump lanza un dardo a los aliados europeos, criticando sus valores sobre inmigración y prometiendo apoyar a quienes los rechacen. Eso sí, aclara que no gastará sangre ni recursos en pelear con todas las potencias del mundo, solo con las que le convenga.
En resumen, Trump está trazando una línea en la arena continental, convirtiendo América Latina en su zona de influencia mientras le guiña el ojo a un muro global. ¿Será este el inicio de un reality show geopolítico o solo otro capítulo de su saga “Make America Great Again”? El hemisferio espera con el aliento contenido.
