¡Paren las cunas, que hay noticias preocupantes! Este viernes, un comité de expertos nombrado por Robert F. Kennedy Jr., el gurú antivacunas y secretario de Salud de EE. UU., decidió que la vacuna contra la hepatitis B ya no será recomendada para recién nacidos. Con un voto de 8 a 3, el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP) pateó al arco una política de más de 30 años.
Antes, todos los bebés recibían su primera dosis (de tres) apenas nacían, para evitar que las madres portadoras pasaran el virus sin saberlo. Ahora, solo se vacunará si la mamá da positivo; si no, los padres deben “charlarlo” con el médico, como si fuera elegir el color del moisés. Este cambio, que va contra la opinión de muchos galenos, ha encendido alarmas más rápido que un termómetro en fiebre alta.
La hepatitis B, un virus del hígado que se transmite por sangre o vía sexual, puede llevar a cirrosis o cáncer. Gracias a la vacunación universal, era casi historia en los jóvenes estadounidenses. Pero ahora, asociaciones médicas como la Academia Americana de Pediatría están que trinan. “Esto es irresponsable y causará más infecciones en bebés”, denunció Susan J. Kressly, su presidenta. Incluso tres miembros del comité, como el doctor Cody Meissner, protestaron, diciendo que “no hacer daño” debería ser la regla, no la excepción.
Con Kennedy al mando, el ACIP está lleno de figuras cuestionadas por la ciencia, más conocidas por teorías conspirativas que por currículums médicos. ¿Es este el comienzo de una epidemia retro o solo un mal diagnóstico político? Mientras tanto, la hepatitis B podría estar planeando su comeback tour.

