¡Pelea de titanes en EE. UU.! Este viernes, la Corte Suprema decidió meterse en el cuadrilátero para revisar la constitucionalidad de la propuesta de Donald Trump de acabar con el derecho a la ciudadanía por nacimiento. Varios tribunales inferiores ya le habían dado un gancho al hígado al bloquear esta idea más polémica que un reality de citas.
Trump, quien firmó el decreto el 20 de enero apenas regresó a la Casa Blanca, quiere impedir que el gobierno entregue pasaportes o certificados de ciudadanía a niños nacidos en suelo estadounidense si su madre está ilegalmente o temporalmente en el país y el padre no es ciudadano ni residente permanente. Esto también afecta a hijos de padres con visas de estudiante, trabajo o turismo. Básicamente, es un “no eres de aquí” en letras neón.
El derecho de suelo, grabado en la 14ª enmienda desde 1868 tras la Guerra de Secesión, asegura que todo nacido en EE. UU. es ciudadano, un regalo histórico para los esclavos liberados y sus descendientes. Trump argumenta que esto frena la migración irregular, pero sus críticos dicen que es como cerrar la puerta después de que el caballo ya escapó.
Aunque la Corte Suprema limitó hasta el 27 de junio el poder de jueces para bloquear decisiones ejecutivas a nivel nacional, aún no se pronunció sobre si este decreto pasa el examen constitucional. La batalla legal promete más giros que una montaña rusa, y el veredicto podría redefinir quién puede llamarse “estadounidense”. Mientras tanto, Trump sigue jugando duro, pero ¿logrará un knockout o se quedará viendo estrellas?

