Donald Trump, en un acto de campaña en el estado de Nueva Hampshire, declaró que si resulta vencedor en las elecciones presidenciales de noviembre de este año, iniciará un programa de deportaciones masivas de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos. Aseguró que recurriría a las fuerzas armadas para llevar a cabo esta medida, argumentando que es necesario para proteger la seguridad nacional. Trump mencionó que no permitiría que las protestas sociales detuvieran sus planes, refiriéndose a posibles manifestaciones en contra de estas acciones.
Indicó que las deportaciones serían las más grandes en la historia del país, superando incluso las realizadas durante la administración de Dwight Eisenhower en la década de 1950. Además, criticó las políticas actuales de inmigración, afirmando que han permitido la entrada de millones de personas de manera ilegal, lo que según él representa una amenaza para la economía y la sociedad estadounidense. Trump también se refirió a la frontera sur, describiéndola como un punto vulnerable que necesita ser fortalecido inmediatamente.
En su discurso, enfatizó que estas medidas formarían parte de su agenda principal si regresa al poder, y que contaría con el apoyo de agencias federales para ejecutarlas de forma eficiente. El evento atrajo a miles de seguidores, quienes aplaudieron sus declaraciones sobre inmigración y seguridad.