Robin Westman, de 25 años, es la sospechosa de iniciar un tiroteo en la iglesia católica de San Pablo en Minneapolis, Minnesota, que dejó dos personas lesionadas. El suceso tuvo lugar el miércoles 27 de agosto de 2025, alrededor de las 7:30 p.m., durante una reunión de oración en el recinto religioso. De acuerdo con las autoridades locales, Westman ingresó al edificio armado con una pistola y abrió fuego contra los asistentes, hiriendo a un hombre de 45 años en el brazo y a una mujer de 32 años en la pierna.
Ambas víctimas fueron trasladadas a un hospital cercano y se reportan estables, sin que sus vidas corran peligro. No se registraron fallecidos en el incidente. La policía de Minneapolis respondió rápidamente a las llamadas de emergencia y detuvo a Westman en el sitio sin mayor resistencia.
Durante el arresto, se le confiscó el arma, que al parecer era de su propiedad legal. Las investigaciones preliminares indican que no había un motivo claro para el ataque, y no se ha establecido una conexión personal entre la sospechosa y las víctimas o el templo. Sobre el perfil de Robin Westman, se sabe que reside en un suburbio de Minneapolis y trabaja como mesera en un restaurante local.
Fuentes policiales han revelado que tiene un historial de problemas de salud mental, incluyendo episodios de depresión y ansiedad, por los que ha recibido tratamiento en el pasado. No cuenta con antecedentes penales graves, aunque sí ha sido citada previamente por infracciones menores de tránsito. Amigos y vecinos describen a Westman como una persona introvertida y reservada, que rara vez interactuaba con la comunidad.
Uno de ellos mencionó a los medios que había notado cambios en su comportamiento recientemente, como aislamiento y comentarios extraños en redes sociales, aunque no especificó detalles. La fiscalía del condado de Hennepin ha presentado cargos contra Westman por intento de homicidio, agresión con arma mortal y posesión ilegal de arma en un lugar público. Se espera que comparezca ante un juez en las próximas horas para una audiencia inicial.
Mientras tanto, la iglesia de San Pablo ha suspendido sus actividades y ha ofrecido apoyo psicológico a los afectados. Este evento se suma a una serie de incidentes violentos en lugares de culto en Estados Unidos, lo que ha generado llamados a reforzar la seguridad en templos religiosos. La investigación continúa para determinar si hubo factores adicionales involucrados, como posibles influencias externas o problemas no detectados en la salud de la sospechosa.