La capital ucraniana, Kiev, fue blanco de un intenso bombardeo ruso con misiles y drones, lo que provocó explosiones en varias zonas de la ciudad y activó las alarmas antiaéreas durante la noche. Volodimir Zelensky, presidente de Ucrania, condenó el ataque y urgió a la comunidad internacional a tomar acciones concretas y enérgicas para detener la agresión. En un mensaje difundido a través de sus redes sociales, Zelensky declaró que “Rusia no solo ataca a Ucrania, sino a todos aquellos que buscan la paz en el mundo”, enfatizando que estos actos de violencia demuestran la necesidad de un apoyo unificado y firme por parte de aliados occidentales.
Añadió que sin respuestas decididas, la escalada continuará afectando la estabilidad global. El ataque, que ocurrió en la madrugada, dejó al menos tres personas heridas y causó daños en infraestructuras residenciales y energéticas, según reportes preliminares de las autoridades locales. Las defensas antiaéreas ucranianas lograron interceptar varios proyectiles, pero algunos impactaron en áreas pobladas, generando pánico entre los residentes.
Este incidente se suma a una serie de ofensivas rusas recientes contra ciudades ucranianas, en medio del conflicto que se prolonga desde febrero de 2022. Zelensky reiteró su llamado a Occidente para proporcionar más sistemas de defensa aérea y municiones, argumentando que la pasividad equivale a complicidad con la agresión. “Necesitamos acciones, no solo palabras”, insistió, refiriéndose a promesas previas de apoyo que, según él, no se han materializado lo suficiente.
Mientras tanto, el Kremlin justificó los ataques como respuestas a supuestas provocaciones ucranianas, aunque no proporcionó evidencias específicas. Organizaciones internacionales como la ONU y la OTAN han expresado preocupación por la intensificación de los bombardeos, con llamados a un cese inmediato de hostilidades. En Ucrania, equipos de emergencia trabajan para asistir a los afectados, mientras la población se prepara para posibles nuevos asaltos.
Zelensky concluyó su mensaje advirtiendo que la guerra no se limita a su país y que la inacción podría extender el conflicto a otras naciones europeas. Este episodio resalta las tensiones crecientes en la región, con Ucrania reportando más de 10.000 ataques aéreos rusos desde el inicio de la invasión, según datos oficiales. La situación humanitaria se deteriora, con millones de desplazados y una economía bajo presión constante.