¡Atención, México! La presidenta Claudia Sheinbaum soltó en conferencia de prensa que no habrá cacería de brujas contra agricultores y transportistas por el megabloqueo en carreteras federales. Aunque cerrar vías es delito, dijo que si es por demandas sociales o políticas, nadie será perseguido. ¡Como si bloquear fuera el nuevo hobby nacional!
Sobre el caos vial, Sheinbaum aseguró que la puerta está abierta para dialogar con la Guardia Nacional y las secretarías de Gobernación y Seguridad. “No había necesidad de manifestarse, tenemos mesa permanente”, afirmó, como quien invita a un café para resolver un drama de telenovela. También presumió una baja del 54% en denuncias por inseguridad en carreteras desde 2018, aunque admitió que el objetivo es “cero robos”. ¡Vamos, que no se robe ni un cacahuate en la autopista!
Luego, la mandataria abordó la Ley de Aguas, el nuevo villano de esta saga. Según ella, algunos manifestantes defienden privilegios que ya no caben en este guion. La idea es clara: el agua debe volver a ser un recurso nacional, no una mercancía para hacer negocio. Criticó a quienes tienen concesiones y, tras tecnificarse, usan menos pero no devuelven el sobrante a Conagua para consumo humano. ¡Peor aún, hay distritos de riego vendiendo agua a municipios sin pagar un peso, como si fueran emprendedores de H2O!
Sheinbaum insiste en que el gobierno invierte para eficientar el agua y aumentar la productividad agrícola. Si sobra, que regrese al pueblo, no al bolsillo de unos pocos. ¿Logrará mojar a los privilegiados o esto será otro charco imposible de cruzar?