
¡Escándalo en el mundo de la alta costura! La casa Armani, tras la partida de su legendario fundador Giorgio Armani el 4 de septiembre, ha armado un nuevo consejo de administración con ocho miembros, tres de ellos de la familia, para decidir el futuro de este imperio de la elegancia. Leo Dell’Orco, pareja de Armani, se sienta como presidente, mientras Giuseppe Marsocci toma las riendas como consejero delegado. El resto del equipo, con nombres como Silvana Armani y Federico Marchetti, parece listo para desfilar en esta pasarela de decisiones.
Pero aquí viene el giro digno de una telenovela de lujo: Giorgio dejó un testamento que es más un guion de intriga. Ordenó vender un 15% de la empresa a gigantes como LVMH, L’Oréal o EssilorLuxottica (sí, los de Ray-Ban) en 18 meses. Luego, entre el 30% y el 54,9% debería seguir el mismo camino antes de 2030. Si no hay comprador con suficiente estilo, ¡a la bolsa se ha dicho! La Fundación Giorgio Armani, eso sí, mantendrá al menos un 30% del capital, como si fuera el vestido negro clásico que nunca pasa de moda.
Dell’Orco y los herederos tienen la misión de encontrar un pretendiente corporativo con clase. ¿Será LVMH con su champán y carteras, o L’Oréal con sus cremas de lujo? Mientras tanto, el mundo de la moda contiene el aliento, porque si esto falla, Armani podría convertirse en el próximo drama de Wall Street.
¿Un desfile de acciones o una venta VIP? Esto es más emocionante que un cambio de temporada en Milán. Que alguien traiga las palomitas, porque el futuro de Armani promete ser un espectáculo de costura y caos.
