En un final más épico que una película de mafiosos, Tse Chi Lop, apodado «El Chapo de Asia», fue condenado a 16 años de cárcel por un tribunal australiano. Este capo de 62 años, líder del grupo transnacional «Sam Gor», se declaró culpable de traficar cantidades comerciales de drogas ilegales a Australia entre 2012 y 2013. Un mal negocio que le costó caro.
La Policía Federal Australiana, con más alcance que un influencer en TikTok, celebró el fin de una investigación de 14 años. Tse, conocido como «Hermano Número Tres» en cantonés, dirigía un imperio que hacía llover metanfetamina desde Japón hasta Nueva Zelanda. Las Naciones Unidas estiman que su red generaba hasta 17,700 millones de dólares al año, suficiente para comprar una isla privada o dos. En su apogeo, era el mayor proveedor de meta en Australia, compitiendo en fama con leyendas como Joaquín «El Chapo» Guzmán o Pablo Escobar.
El Tribunal del Condado de Victoria, en Melbourne, dictó la sentencia, dándole a Tse la opción de libertad condicional tras 10 años. Su arresto en 2021 en el aeropuerto Schiphol de Ámsterdam, seguido de su extradición, fue el gran final de esta saga. La comisaria Krissy Barrett se jactó de que ningún criminal está fuera de su alcance, como si fueran superhéroes con placa.
Así termina la carrera de un narco que movía más drama que un reality show. ¿Aprenderá la lección o planeará su secuela desde la cárcel? Mientras tanto, Australia respira aliviada, aunque seguro ya hay otro «hermano» listo para tomar el trono del bajo mundo.