Autoridades de Estados Unidos destaparon este jueves una bomba judicial al acusar formalmente a dos exagentes de la DEA, Paul Campo y Robert Sensi, de cargos gravísimos como narcoterrorismo, terrorismo, distribución de narcóticos y lavado de dinero en beneficio del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). La acusación, presentada en la Corte del Distrito Sur de Nueva York ante el juez Paul G. Gardephe, detalla un esquema de corrupción que podría pasar por guion de película de acción.
El fiscal federal Jay Clayton y el administrador de la DEA, Terrance Cole, revelaron que Campo y Sensi fueron arrestados el miércoles en Nueva York. Según Clayton, ambos “conspiraron para ayudar al CJNG”, un grupo responsable de incontables muertes por violencia y narcotráfico en ambos lados de la frontera. Campo, con 25 años en la DEA y exsubdirector de Operaciones Financieras, usó su experiencia para facilitar el tráfico de cocaína en Nueva York y lavar dinero.
La acusación detalla que planearon blanquear 12 millones de dólares del CJNG, convirtiendo 750 mil en criptomonedas y destinando otro monto a bienes raíces. También pactaron un pago por 220 kilos de cocaína, esperando ganancias de 5 millones en ventas con jugosas comisiones. Pero no se quedaron ahí: asesoraron sobre producción de fentanilo y exploraron comprar drones comerciales y armamento militar como rifles AR-15, M16 y lanzagranadas para ataques. En una conversación grabada, Sensi sugirió que los drones podían cargar hasta 6 kilos de C-4, suficiente para “volar todo”.
Estos planes trascienden el narcotráfico, apuntando a un brazo terrorista transnacional con recursos de guerra. Campo y Sensi enfrentan múltiples cargos federales, y la severidad de las acusaciones refleja el intento de castigar no solo a traficantes, sino a sus cómplices logísticos y financieros. ¿Justicia o guion de Hollywood? Esto pinta más feo que un villano de cómic.

