
En respuesta a las tensiones con Rusia, Finlandia y Polonia están explorando la opción de restaurar humedales como una forma de fortalecer sus defensas fronterizas, considerando que estos ecosistemas podrían actuar como barreras naturales contra posibles agresiones. Expertos y autoridades de ambos países destacan que los pantanos y turberas, históricamente difíciles de atravesar para ejércitos, podrían servir como un elemento disuasorio en el contexto actual de inestabilidad geopolítica en Europa del Este. “La naturaleza es una aliada”, afirmó un funcionario finlandés involucrado en el debate, refiriéndose a cómo estos terrenos inundados complican el movimiento de tropas y vehículos pesados.
En Finlandia, que comparte una extensa frontera con Rusia, se ha propuesto revivir humedales drenados en el pasado para usos agrícolas o industriales. Un informe reciente del Ministerio de Defensa finlandés sugiere que restaurar estas áreas no solo beneficiaría el medio ambiente, sino que también mejoraría la seguridad nacional al crear obstáculos naturales. De manera similar, en Polonia, que ha reforzado sus fronteras orientales desde la invasión rusa a Ucrania en 2022, legisladores están debatiendo proyectos para inundar tierras secas y convertirlas en zonas pantanosas.
Esta iniciativa surge en medio de crecientes preocupaciones por la expansión militar rusa y ejercicios cerca de las fronteras de la OTAN. Historiadores recuerdan que durante la Segunda Guerra Mundial, humedales como los de los Cárpatos o el Pripyat jugaron roles clave en ralentizar avances enemigos. Ambientalistas apoyan la idea, argumentando que la restauración promovería la biodiversidad y ayudaría en la lucha contra el cambio climático, al tiempo que ofrece ventajas estratégicas.
Sin embargo, hay desafíos: la restauración requiere inversión significativa y podría afectar comunidades locales o actividades económicas. En Polonia, un experto en ecología militar indicó que “estos paisajes pueden ser más efectivos que algunas fortificaciones artificiales”. Por su parte, Finlandia ha iniciado estudios preliminares para identificar sitios prioritarios, con el objetivo de integrar esta medida en su estrategia de defensa híbrida.
Ambos países, miembros de la Unión Europea y la OTAN, ven esta aproximación como complementaria a sus alianzas militares, enfatizando un enfoque innovador que combina ecología con seguridad. No se han anunciado plazos concretos, pero las discusiones continúan en foros nacionales e internacionales, con el respaldo de organizaciones ambientales que promueven el uso sostenible de la naturaleza en contextos de conflicto.
