
¡Innovación en la mesa navideña! En plena temporada decembrina, cuando las cocinas mexicanas se llenan de recetas tradicionales, el helado de flor de nochebuena emerge como un postre original y festivo. Fusionando un símbolo icónico de la Navidad mexicana con arándanos, asociados a las celebraciones invernales, esta creación ofrece una alternativa refrescante para innovar sin perder la esencia de la tradición. Ideal para cerrar cenas abundantes o acompañar reuniones familiares, combina color, delicadeza y sabor.
La flor de nochebuena, más allá de adornar hogares, puede usarse en preparaciones gastronómicas. Sus brácteas, tratadas adecuadamente, aportan un toque herbal suave que, junto a la acidez de los arándanos, crea un equilibrio perfecto entre frescura y matices florales. La preparación comienza con una infusión: en una cacerola, mezcla pétalos de nochebuena, leche y canela, calentando a fuego medio sin hervir, durante 10-12 minutos, hasta que la leche absorba el aroma y color rosado. Cuela para retirar pétalos y canela.
Mientras reposa la infusión, prepara los arándanos en un sartén con azúcar y una cucharada de agua, formando una compota espesa al liberar sus jugos. Añade ralladura de naranja para un toque aromático y deja enfriar. En un tazón, combina la leche infusionada con crema para batir, leche condensada y vainilla. Vierte en un refractario apto para congelación, agrega los arándanos (en vetas o mezclados) y congela por 4-6 horas, removiendo cada hora con un tenedor para una textura cremosa.
El resultado es un helado de tonos rosados navideños, con un sabor floral, especiado y frutal. Sírvelo en copas con arándanos enteros o pétalos comestibles para sorprender. ¿Listo para innovar en tus celebraciones? Esto pinta como un postre refrescante que reinterpreta la Navidad mexicana.
