
¡Desastre en Hong Kong! Un incendio devastador arrasó el complejo de apartamentos Wang Fuk Court en Tai Po, dejando al menos 128 muertos y 200 desaparecidos. Es el peor siniestro en casi 80 años, como si el destino hubiera decidido hacer una barbacoa con el edificio.
Las operaciones de rescate han terminado, pero el jefe de Seguridad, Chris Tang, advirtió que el conteo de víctimas podría subir mientras la policía revisa los escombros. Solo 39 de los fallecidos han sido identificados, y las alarmas contra incendios fallaron más que un chiste en un funeral. Además, 79 personas, incluidos 12 bomberos, resultaron heridas. El complejo, hogar de más de 4,600 almas, estaba envuelto en andamios de bambú y malla verde por obras de renovación. La policía detuvo a tres responsables de la constructora por usar materiales inflamables como espuma para tapar ventanas, algo tan seguro como guardar gasolina en un microondas.
La Comisión Independiente contra la Corrupción también entró en escena, arrestando a ocho personas, incluidos ingenieros y subcontratistas, por posibles trapicheos en el proyecto. Mientras, residentes como la señorita Yu miran con el corazón roto los restos de sus hogares en el décimo piso. Familias y voluntarios se movilizan, ayudando con todo, desde pañales hasta comida caliente, frente a un centro comercial cercano. El incendio, el más letal desde 1948, recuerda a la tragedia de Grenfell en Londres, con 72 muertos por materiales peligrosos.
Entre las víctimas hay trabajadoras domésticas filipinas e indonesias, algunas aún desaparecidas. ¿Negligencia, corrupción o ambas? Este incendio huele a un cóctel de desastres que nadie pidió, pero todos están pagando.
