¡Un nuevo giro en la saga del narco mexicano! Joaquín Guzmán López, alias El Güero, hijo de El Chapo Guzmán, se declaró culpable de narcotráfico en una corte de Estados Unidos el 1 de diciembre, desatando preguntas sobre su verdadero rol en Los Chapitos, una de las organizaciones criminales más poderosas del mundo. Durante años, su trabajo fue discreto, pero todo cambió en julio de 2024 con su entrega a las autoridades estadounidenses en una operación rodeada de misterio.
Nacido en 1986 en Culiacán, Sinaloa, como hijo de El Chapo y Griselda Guadalupe López, Guzmán López creció en el corazón del narcotráfico. Aunque inicialmente mantuvo un perfil bajo, su influencia creció tras el asesinato de su hermano Édgar “El Moreno” Guzmán en 2008 y la extradición de su padre, condenado a cadena perpetua en 2019. Junto a sus hermanos Ovidio, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo, consolidó Los Chapitos. Reportes indican que Joaquín y Ovidio controlaban laboratorios de metanfetamina en Sinaloa, supervisando producción y distribución de drogas. El Departamento del Tesoro de EE. UU. lo señala como responsable de gran parte del fentanilo ilícito traficado al país.
Su detención en Texas, tras llegar en avioneta con Ismael “El Mayo” Zambada, desató caos. Mientras El Güero afirmó entregarse voluntariamente, Zambada denunció en una carta haber sido secuestrado por Guzmán López y llevado por la fuerza, negando acuerdos con gobiernos. México también se desmarcó de la operación. Esto intensificó la guerra interna en el Cártel de Sinaloa entre Los Chapitos y La Mayiza, leales a Zambada, dejando violencia y miles de víctimas en Sinaloa.
Con su declaración de culpabilidad, el futuro de El Güero pende de un posible trato en EE. UU. ¿Cambiará esto el rumbo del cártel o solo avivará el fuego? Esto está más turbio que un culebrón narco.