México hizo historia en la ONU al lograr la aprobación de una resolución pionera sobre los riesgos de usar inteligencia artificial (IA) en armas nucleares, un tema que pone los nervios de punta en la seguridad global. Con 118 votos a favor, 9 en contra y 44 abstenciones, la Asamblea General respaldó la propuesta mexicana el 4 de diciembre, exigiendo que el control humano sea innegociable en decisiones nucleares.
La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) destacó que la resolución busca evitar que sistemas automatizados, errores de programación o ciberataques desaten una catástrofe mundial. La idea es clara: modernizar ejércitos con IA está bien, pero nunca sin supervisión humana. Se señalaron dos amenazas clave: decisiones autónomas sin responsabilidad y fallos tecnológicos que podrían ser más devastadores que un error en una app de citas. El texto prioriza la ética y el Derecho Internacional, poniendo la dignidad humana por encima de todo.
México advirtió que delegar decisiones nucleares a máquinas va contra la seguridad y la vida misma. Esta iniciativa no es un capricho, sino parte de su tradición de desarme nuclear, como el Tratado de Tlatelolco de 1967, impulsado por Alfonso García Robles, Nobel de la Paz en 1982. Este acuerdo prohíbe armas nucleares en América Latina y el Caribe, destinando la energía nuclear solo a fines pacíficos, y dio origen al Opanal, con sede en México.
Además, México impulsó otras resoluciones en la Asamblea General y alertó sobre las más de 12 mil armas nucleares existentes, cuyo uso sería un desastre irreversible. Este logro diplomático es un recordatorio: la tecnología puede ser aliada, pero nunca debe tener el dedo en el botón rojo.