Rusia ejecutó una serie de ataques masivos utilizando misiles y drones contra varias ciudades de Ucrania, incluyendo la capital Kiev, lo que resultó en al menos tres muertes y nueve personas con heridas. Estos incidentes se produjeron el jueves 28 de agosto de 2025, durante la madrugada, intensificando el conflicto en curso y afectando zonas residenciales e infraestructuras clave. Según informes de las fuerzas armadas ucranianas, los bombardeos comenzaron alrededor de las 3:00 a.m.
hora local, con más de 50 misiles y cerca de 30 drones lanzados desde posiciones rusas. En Kiev, explosiones se registraron en distritos centrales, dañando edificios habitacionales y causando interrupciones en el suministro de energía. Otras ciudades como Járkov, Odesa y Dnipro también fueron blanco, con impactos en instalaciones energéticas y vías de transporte.
Las defensas antiaéreas ucranianas lograron interceptar aproximadamente el 60% de los proyectiles, pero varios alcanzaron sus objetivos, generando incendios y escombros en áreas pobladas. Entre las víctimas confirmadas se encuentran dos civiles en Kiev, uno de ellos un niño de 8 años, y un tercero en Járkov, donde un misil golpeó un complejo de apartamentos. Los nueve heridos, que incluyen mujeres y ancianos, fueron atendidos en hospitales locales, con algunos en estado crítico debido a fragmentos y quemaduras.
Equipos de rescate continúan operando en los sitios afectados, buscando posibles atrapados bajo los derrumbes, mientras que no se han reportado daños en objetivos militares específicos en estos reportes iniciales. Un portavoz del Ministerio de Defensa ucraniano describió los ataques como «una escalada brutal destinada a aterrorizar a la población civil», afirmando que Rusia busca debilitar la moral y la infraestructura antes de avances terrestres. «Estos actos violan el derecho internacional y demuestran la desesperación del agresor», agregó el funcionario, quien confirmó que se están recolectando evidencias para presentarlas en foros globales.
En respuesta, Ucrania ha activado alertas nacionales y evacuaciones parciales en zonas vulnerables. La oleada de ataques se enmarca en una fase de intensificación del conflicto, que ha visto un aumento en el uso de drones y misiles de largo alcance por parte de Rusia en las últimas semanas. Analistas indican que podría relacionarse con contramedidas a recientes ofensivas ucranianas en regiones ocupadas, aunque Moscú ha justificado las acciones como respuestas a supuestas provocaciones.
Medios rusos han reportado que los objetivos eran «instalaciones militares legítimas», negando intenciones contra civiles. Organizaciones internacionales, como la Cruz Roja, han expresado preocupación por el impacto humanitario, urgiendo a un cese de hostilidades para permitir ayuda a los afectados. En la Unión Europea y Estados Unidos, líderes han condenado los bombardeos, prometiendo más apoyo militar y sanciones contra Rusia.
Mientras tanto, en Ucrania, el presidente ha convocado una sesión de emergencia del consejo de seguridad para evaluar daños y planificar contramedidas. Este evento suma a un patrón de agresiones aéreas que han dejado miles de víctimas desde el inicio de la invasión. Las autoridades ucranianas continúan actualizando cifras de bajas y evaluando pérdidas materiales, con investigaciones en marcha para determinar el origen exacto de cada proyectil.
La situación permanece tensa, con alertas activas en varias regiones y llamados a la comunidad global para intervenir en la resolución del conflicto.