¡Reunión de alto voltaje en Florida! Este domingo, a las 10:10 de la mañana, comenzó un cónclave crucial entre altos funcionarios de Estados Unidos y una delegación ucraniana liderada por Rustem Oumerov. Del lado gringo, Marco Rubio, Steve Witkoff y Jared Kushner, el yerno de Donald Trump, están jugando a mediadores de lujo para ponerle fin a la guerra con Rusia.
Rubio abrió el juego con un discurso de película: “No solo se trata de paz, sino de dejar a Ucrania soberana, independiente y próspera”. Mientras, Oumerov, conectado en tiempo real con el presidente Volodimir Zelenski, tuiteó en X que tienen “directrices claras” para proteger los intereses ucranianos y avanzar desde los acuerdos de Ginebra. Prometió una paz real y garantías de seguridad a largo plazo, aunque suena más a deseo navideño que a plan concreto. La delegación reportará todo a Zelenski al cerrar el día.
Estas charlas vienen tras las negociaciones de la semana pasada en Ginebra con europeos incluidos. Washington propuso un plan para terminar el conflicto de tres años, pero su borrador inicial de 28 puntos, hecho sin consultar a los aliados de Ucrania, era un desastre: pedía ceder Donetsk y reconocer de facto Crimea y Lugansk como rusas. Tras críticas de Kiev y Europa, lo recortaron, aunque nadie sabe qué quedó en el papel.
El timing no podría ser peor para Zelenski, quien el viernes despidió a su jefe de gabinete, Andriy Yermak, por un escándalo de corrupción. ¿Paz en Florida o solo otro capítulo de este drama interminable? Esto está más enredado que un culebrón de sobremesa.