Donald Trump, con la misma sutileza de un elefante en una cristalería, firmó el lunes un decreto para iniciar el proceso de etiquetar a ciertas ramas de los Hermanos Musulmanes como “organización terrorista extranjera”. Este reality show diplomático pone la mira en las divisiones de Líbano, Egipto y Jordania, acusándolas de ser más problemáticas que un grupo de chat sin moderador.
Según la orden, estas ramas no solo participan en violencia, sino que la facilitan y apoyan, desestabilizando sus regiones como si fueran influencers sembrando drama en redes sociales. El gobierno de Trump asegura que esto afecta a ciudadanos estadounidenses y a los intereses del Tío Sam, convirtiendo a los Hermanos Musulmanes en el villano perfecto para su nueva temporada de políticas exteriores. La designación no es definitiva aún, pero ya suena a que alguien está preparando un guion de acción con explosiones y discursos épicos.
La movida promete generar más tensiones que un partido de fútbol con un árbitro parcial. Mientras Trump apunta con el dedo, las ramas señaladas podrían responder con más ruido que una banda de heavy metal en un vecindario tranquilo. ¿Es esto una estrategia de seguridad o solo una forma de buscar un nuevo chivo expiatorio internacional?
Por ahora, el decreto es solo el primer paso, pero ya tiene a medio mundo comentando como si fuera un spoiler de una serie popular. ¿Logrará Trump justificar esta etiqueta o terminará siendo un bluff más grande que una promesa de dieta en enero? Esto pinta más complicado que explicar un meme a tus abuelos.