¡Atención, América! Donald Trump, el hombre que parece desafiar el tiempo como un villano de cómic, se sometió a una resonancia magnética preventiva y salió con un diagnóstico que haría sonrojar a un atleta olímpico. A sus 79 años, su corazón está tan en forma que podría ser el protagonista de un comercial de gimnasio.
Según Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, las imágenes cardiovasculares de Trump son tan perfectas que parecen editadas con Photoshop. Sin estrechamiento arterial, sin flujo sanguíneo perezoso, ni una sola anomalía en ese motor de 79 años. Las cavidades cardíacas están en su punto, las paredes de los vasos más lisas que un discurso ensayado, y cero inflamación o coágulos. Vamos, si su corazón fuera un auto, sería un Ferrari recién salido de fábrica. Hasta las imágenes abdominales salieron impecables, como si Trump hubiera estado haciendo abdominales en secreto entre tuits y mítines.
Pero, ojo, no todo es tan transparente como esas arterias. La resonancia no es un chequeo de rutina, y la Casa Blanca no soltó prenda sobre el motivo al principio. ¿Esconderán algo o solo querían evitar que imaginemos a Trump en una bata de hospital? La falta de detalles iniciales levantó cejas más rápido que un comentario suyo en un debate.
En fin, mientras algunos dudan de la transparencia, Trump sigue presumiendo salud de hierro. ¿Será que su dieta de fast food es el verdadero elixir de la juventud? Esto es más sospechoso que un reality show sin drama.