¡Drama en Georgia! Peter Skandalakis, el nuevo fiscal estrella, acaba de tirar por la bordilla el caso contra Donald Trump y sus 18 compinches por presunta interferencia electoral. ¿La razón? Algo sobre “intereses de la justicia” y “firmeza judicial”. Traducción: esto se puso más enredado que un culebrón venezolano.
Todo comenzó cuando el Tribunal de Apelaciones de Georgia sacó a la fiscal Fani Willis del juego por un “conflicto de intereses”. ¿El chisme? Una relación sentimental con el fiscal especial Nathan Wade. Sí, mientras investigaban a Trump por presionar a funcionarios para anular su derrota ante Joe Biden en 2020, ellos jugaban a Romeo y Julieta en la oficina. Skandalakis, que tomó las riendas, dijo “basta” en un documento de 23 páginas, y cerró el telón de esta tragicomedia legal.
Trump, por su parte, no perdió tiempo y celebró desde su trono digital en Truth Social. “LA LEY y la JUSTICIA han prevalecido en el gran estado de Georgia”, gritó en mayúsculas, como si estuviera vendiendo entradas para un circo. Calificó los cargos de “engaño ilegal, inconstitucional y antiamericano”, y aseguró que nunca debieron existir. Vamos, el hombre estaba más feliz que un niño con un helado gratis en verano.
Mientras tanto, el resto de los mortales se pregunta si esto es justicia o un guion de Hollywood. ¿Acaso Trump tiene un superpoder para esquivar problemas legales como si fueran balas en Matrix? Una cosa es segura: esta saga tiene más giros que una carretera de montaña. Así que, agarren sus palomitas, porque seguro vendrán más episodios de este reality político.