
La Unión Europea ha decidido este jueves que el vino ya no necesita emborracharte para ser cool. En un acuerdo provisional, los burócratas han soltado un paquete de medidas para mimar a los viticultores, dándoles más ayudas y flexibilidad, especialmente para vender vinos con menos alcohol que un refresco light.
Ahora, si un vino tiene menos de 0.05% de alcohol, podrás llamarlo «sin alcohol» o presumir un rotundo 0.0% en la etiqueta, ideal para esos que quieren brindar sin tambalearse. Y para los que tienen algo más de punch, pero al menos 30% menos alcohol que un vino normal, se etiquetarán como «alcohol reducido», algo así como un primo tímido del tinto de siempre. Además, si un desastre natural o una plaga arrasa tus viñas, la UE te da un año extra para replantar, porque nada dice «solidaridad» como un plazo extra para tus uvas.
También hay más dinerito para arrancar viñas en crisis, con un límite nacional de pagos del 25% de los fondos disponibles, un guiño a los que prefieren destilar drama antes que vino. Y para las denominaciones de origen e indicaciones geográficas, hay apoyo para que el enoturismo sea el nuevo postureo, mientras la UE financia hasta el 60% de campañas para vender nuestros caldos en el extranjero, con planes de hasta 9 años. Porque, claro, el vino europeo no se promociona solo.
En resumen, la eurodiputada Esther Herranz lo llama un «acuerdo histórico» para sacar al sector de la crisis. ¿Vino sin alcohol y fondos a raudales? Esto suena a una resaca que no duele.
